jueves, 9 de octubre de 2008

La película que te gusta, pero da vergüenza reconocer

Todos tenemos películas que nos gustan y que a veces nos da vergüenza reconocer. Yo de momento voy a sacar a la luz una de las mías: 'Kingpin' (Vaya par de idiotas), de los hermanos Farrelly (Bobby y Peter), una de sus comedias más gamberras junto a 'Algo pasa con Mary' y 'Dos tontos muy tontos'. Risas aseguradas y posible falta de respiración precisamente por eso, por reír en alguna secuencia, especialmente la del final. El cartel reza: "Bill Murray más divertido que nunca", y no miente.

Estelares interpretaciones de Woody Harrelson como Roy Munson, el jugador de bolos con un garfio en el brazo que da nombre a la expresión "ser como un Munson", es decir, quedarse tirado a mitad del camino o tener el mundo en la palma de la mano y dejarlo escapar. Con el gigante Bill Murray como Ernie McCracken, más conocido como Big Ern, el mejor jugador de bolos de la historia y un auténtico hijo de puta. Con Randy Quaid como Ish, un Amish al que Munson llevará por la mala vida como su aprendiz. Y con Vanessa Angel como la atractiva chica cómplice de los dos amigos. Cualquiera que la haya visto y que haya jugado alguna vez a los bolos, seguro que ha intentado imitar los movimientos y los bailecitos de los personajes en la película.



La historia transcurre en los años 90, cuando Roy Munson es ya un fracasado al que nadie tiene en cuenta, a pesar de que una vez pudo ser alguien en la vida. Ahora tan sólo es una leyenda acabada, el chico que una vez fue el campeón estatal de bolos de Iowa en el campeonato del 79. Un día conoce a Ishmael en una bolera, Roy cree que es un jugador excepcional con el que podría ganar mucho dinero en el campeonato de bolos de Reno y se une a él, pero con el tiempo se da cuenta de que tan sólo es uno más, y de que si realmente quiere ganar ese campeonato, tendrá que jugar él mismo, con mano ortopédica incluida. Una historia sobre perdedores con una banda sonora espectacular, jamás una competición de bolos fue tan divertida, y jamás una persona despeinada me hizo reír tanto. Los pelos que lleva Bill Murray son indescriptibles, el auténtico rey de la comedia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ni vergüenza ni hostias, peliculón!